Son
verdaderamente estremecedoras e intolerables las cifras de mujeres
que a diario mueren a causa de la violencia machista. Ellas y la
violencia que se ejerce sobre sus hijos e hijas no dejan de aumentar
una lista inadmisible -ya van 31 mujeres y 8 menores en este año -
ante la que nos quedamos horrorizados recurriendo a respuestas, las
más de las veces, meramente simbólicas pero sin poner en la
práctica medidas para atajarla.
La
aplicación de la Ley contra la violencia de género aprobada en el
año 2004 como se está demostrando es insuficiente, y, además, los
presupuestos para su aplicación han sido recortados drásticamente.
Lo que denota una vez más la hipocresía de la derecha cuando se
enfrenta a la defensa de la vida. Por un lado lucha contra el derecho
a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo, y, por otro, se pone
de perfil
a la hora de la lucha contra las causas de la violencia machista que
se ejerce contra las mujeres y el feminicidio que se está dando.
En
un Informe de la OMS de junio de 2013 se destaca que la violencia
contra la mujer es “un problema de salud global de proporciones
epidémicas”. En España se estima que una de cada siete mujeres
sufre violencia de género. Sin embargo la prevalencia de esta lacra
no se conoce en su verdadera amplitud, pues se tiende a pensar solo
en la violencia que acaba con la vida de las mujeres o sus hijos, o
la que se denuncia. Cuando los estudios demuestran que hasta un
tercio de las mujeres sufren algún tipo de maltrato psíquico,
físico o sexual con un impacto negativo en su salud que
habitualmente ni se visibiliza ni se tiene en cuanta. Como por
ejemplo los casos de amenazas o coacción, acoso o privación de
libertad que generalmente se realizan en la esfera privada.
La
gran diferencia en las encuestas sobre los casos de violencia de
género -entre un 30 y 35 % entre los 16 y 67 años, si incluimos la
psicológica asciende al 45% - y la percepción que de la misma
tienen las mujeres -menos del 10% - da una idea de la “normalización”
de numerosas conductas machistas existentes en nuestra sociedad
patriarcal. Recientemente varios estudios han puesto de manifiesto
como las jóvenes ven normal amenazas, humillaciones o control sobre
sus vidas de sus parejas.
Los
problemas de salud cuyos orígenes están en la violencia que los
hombres ejercen sobre las mujeres afectan su bienestar, y son el
origen de casos de depresión,
ansiedad, mayor vulnerabilidad al dolor crónico, enfermedades de
transmisión sexual, infecciones de tracto urinario, aumento de
embarazos no deseados, abortos y bebés con bajo peso al nacer, etc.
Desde
la perspectiva de los sistemas de salud es necesario abordar de forma
decidida la violencia de género por el problema de salud que
representa para las mujeres y sus hijos/as,
por esto urge que sea una realidad las medidas de protección
integral que contemplaba la Ley Orgánica
1/2004, que contemplaban en materia de sensibilización, prevención
y detección de este problema en el ámbito sanitario.
No
es tolerable los recortes que ha sufrido.
Carmen
San José Pérez
Diputada
de PODEMOS en la Asamblea de la Comunidad de Madrid
Carmen
San José Pérez
Diputada
de PODEMOS en la Asamblea de la Comunidad de Madrid