Tsipras ha recibido el respaldo del Parlamento griego para firmar el Acuerdo que días atrás le presento el Eurogrupo. Nadie duda de la legitimidad de esta decisión donde le apoyó toda la oposición de derechas. Pero no se puede olvidar que 48 horas antes con la misma o mayor legitimidad por tratarse de la misma democracia directa el pueblo griego se había manifestado contrario a ese Acuerdo con un no rotundo en referendum.
Muchas son las veces que precisamente reclamamos este tipo de democracia directa, pues en este caso Tsipras no ganó las elecciones en enero pasado para seguir con las políticas de austeridad, y, ahora sin embargo, lo llevará a cabo respaldado por otros partidos que perdieron las elecciones. ¡Que paradoja!!!
Hoy Syriza ha claudicado y defraudado, porque no tenía
el mandato para aceptar las condiciones impuestas por la Troika. Y no sólo ha
acabado con la esperanza del pueblo griego sino de muchos
trabajadores y trabajadoras de los pueblos de Europa afectados por
las políticas de austeridad que había depositado su confianza en Syriza como punta de lanza de las luchas que se están llevando en otros luegares. Por eso son tan significativas y
negativas las manifestaciones de los líderes de PODEMOS, en este
caso apoyando la decisión de Tsipras de aceptar el acuerdo.
Lo demuestra la actual
situación griega es que la izquierda no puede asumir que NO HAY OTRA ALTERNATIVA
y de que había que aceptar el acuerdo del eurogrupo para acceder a
un tercer rescate. Esto no lo defienden ni los más moderados
economistas keynesianos como el exministro Varoufakis. Porque eso de
que no hay otra alternativa ya nos lo dijo Rajoy, como verdadero
vocero de los poderes económicos, para justificar el rescate
bancario, y hoy nuestra deuda supera a nuestro PIB, y se siguen
haciendo recortes del gasto público a pesar del crecimiento de la
economía. En Grecia después de dos rescates el país está hundido
en la recesión, en el paro y la precariedad, desmantelados sus servicios públicos y
la deuda se ha elevado a 180 % de su PIB desde que se empezaron a
implementar las políticas de austeridad. Luego de nada sirven las
políticas de austeridad encaminadas a capitalizar primero a los
bancos y, después, reestructurar la economía para ganar en productividad y
competitividad a costa de derechos, más desigualdad y pobreza.
Nadie dice que la situación sea fácil ni
sencilla, pero numerosos informes, incluido el de la Auditoria de la
Deuda Griega apuntan a que la deuda es impagable y la mayoría
ilegítima y odiosa, luego había que haber explorado otras
alternativas.Como se ha dicho, se tenía que haber contado con un Plan B, haberse adelantado al control de capitales, etc.
Se trata de hacerle frente con una
estrategia conjunta, saliendo o no saliendo del euro, pero tejiendo
solidaridad y alianzas entre los de “abajo”, entre las clases
populares, creando un movimiento contra el pago de la deuda, las
políticas de austeridad y la Troika.
Porque hoy lo que está en juego en Grecia y en el
resto de los pueblos de Europa es sobrevivir con unas condiciones de
vida cada día más precarias, con un enorme paro estructural que
tire los salarios a la baja y sin derechos, desmantelamiento de los
servicios públicos, menos libertades y escasa democracia. Todo ello
para que ese 1% salga de la crisis con mayores beneficios.
El
error de los gobernantes no lo van a pagar ellos con su salida de los
gobiernos en las siguientes elecciones, lo van a pagar los propios
griegos, cuyas condiciones materiales se van a ver, todavía si cabe,
más deterioradas. Cuando un partido que llevaba un programa contra
las políticas de austeridad ignora la decisión de un pueblo que
votó NO al acuerdo con la Troika, muy probablemente en las próximas
elecciones quienes ganen serán las fuerzas gracias a las cuales
Tsipras ha superado la votación en el Parlamento, Nueva Democracia,
Passok y Amanecer Dorado, ante la frustración de la mayoría de los
votantes de Syriza que se sienten traicionados.