El próximo día 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, con
este motivo se multiplicarán los actos en diversas ciudades europeas,
denunciando las privatizaciones y mercantilización que están sufriendo
los sistemas sanitarios públicos. Las políticas de austeridad han
extendido los recortes a unos servicios esenciales y redistributivos, en
aras de cumplir los Pactos de Estabilidad. Unos servicios públicos que,
como los sanitarios, son más necesarios si cabe en épocas de crisis.
El desmantelamiento de los sistemas sanitarios públicos conlleva la
pérdida de derechos de las y los profesionales sanitarios, y del derecho
a la protección de la salud de la población. Si las movilizaciones de
la ciudadanía en su defensa no logran revertir la tendencia actual,
quedarán como un símbolo más de aquél pacto social de mediados del siglo
xx, cuando la fuerza del movimiento obrero logró arrancar a los
gobiernos europeos esos derechos que hemos tenido y ahora son
pisoteados.
También del derecho a la salud hablamos cuando denunciamos la
vergonzosa situación que están viviendo los centenares de miles de
refugiados huidos de las guerras de Siria, Afganistán e Iraq y de
hambrunas, que llegan a Europa. Lo que encuentran aquí -cuando pueden
llegar, otros miles se quedan por el camino- son vallas y policías
armados que les conducen a campos de “detención”, donde las condiciones
son de falta de agua, alimentos, ropa e incluso también de torturas y
muertes, como ahora comenzamos a conocer. De aquí saldrán deportados a
Turquía, un país que acaba de firmar un acuerdo indecente con la UE a
cambio de 6000 millones de euros por los que se “compromete” a hacerse
“cargo” de los refugiados que lleguen a nuestras fronteras.
Al igual que se negocia con la salud de las personas, se ha negociado
con la vida de los y las refugiadas. Los jefes de Estado y de Gobierno
de la UE han privatizado el derecho al asilo de las personas que llegan a
Europa. Estas personas provienen de países asolados por las hambrunas o
en guerra, unas guerras en las que estamos involucrados nosotros, los
países occidentales, por “nuestros” intereses geopolíticos. No, estos
dirigentes no nos representan.
¿Dónde han quedado aquellas declaraciones de los “valores” de Europa
como defensora de los derechos humanos y de la dignidad de las personas ?
Hoy el fantasma que recorre Europa es el del individualismo y la
xenofobia. La solidaridad con los refugiados que huyen de la miseria se
ha quedado sólo en retórica vacía.
¿Qué se puede esperar que haga Turquía, a la que se niega su
integración en la UE precisamente por no respetar los DDHH? ¿Qué podemos
esperar de unas instituciones europeas que respaldan un acuerdo
indigno, inhumano e ilegal? Qué vergüenza de Europa.
Frente a esta indecencia levantemos la solidaridad de los pueblos de
Europa con los refugiados. El próximo jueves 7 de abril vamos a
convocar en la puerta del Hospital de La Princesa un pequeño acto de
solidaridad al que os invitamos, allí guardaremos un minuto de silencio
por las víctimas de este nuevo holocausto del siglo XXI.
Carmen San José Pérez
Diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid